envases

Si pensamos en un recipiente para almacenar, conservar o entregar cualquier sustancia sólida, líquida o gaseosa, vienen a nuestra mente los modernos envases. Los cuales, desde un punto de vista comercial, permiten además la manipulación segura (es decir, sin dañar el contenido), la distribución y lo más notorio, la presentación del producto.

Este último aspecto se lleva la bandera a la hora de comercializar un bien. La razón es que la visión, el órgano sensorial más importante, se fija especialmente en aquello que resulta llamativo. Los publicistas, conocedores del principio, lo utilizan a su favor para atraer la mirada y la preferencia del consumidor.

No exageramos al expresar que los contenedores han estado presentes en el planeta prácticamente el mismo tiempo que los seres humanos. Y así, jugaron un papel trascendental a lo largo de la historia, evolucionando al ritmo que lo ha hecho la sociedad.

La naturaleza suministró los envases originales

Las conchas de moluscos y cocos proporcionaron la forma y también la idea de elaboración a partir de diversos materiales. Madera, piel, vísceras de animales y fibras tejidas de algunos vegetales, fueron los primeros en usarse con dicho fin, generalmente para acumular agua y alimentos.

Posteriormente, se comenzó a utilizar la arcilla para fabricar envases. Ciertas regiones destacaron por usarlos no solo con una finalidad práctica sino también como una manifestación artística. Lo que aún en la actualidad nos provee de información relevante acerca de esas culturas antiguas.

El vidrio y los metales tuvieron su época dorada. Pero, es con el desarrollo industrial y las grandes migraciones del campo a las ciudades que se hizo necesario desarrollar nuevas formas de transportar los frutos, manteniéndolos en buenas condiciones. Surgen los supermercados y sus métodos distintos, a lo hasta entonces existente, de presentar los productos.

Nacen los recipientes de papel y cartón con cantidades ya establecidas de granos, sal, azúcar y otros artículos de consumo básico. Mas la gran revelación del siglo pasado fue el plástico, un material versátil, liviano y barato, infaltable en nuestras vidas hoy. Reemplazó con éxito la mayoría de los envases, facilitando al máximo las actividades en el hogar.

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