El presupuesto familiar es el instrumento ideal para conocer todo lo que ingresamos, pero también para controlar todo lo que gastamos. Nos ayuda a no derrochar y a saber qué nos podemos permitir en cada momento.
El presupuesto se puede hacer a mano con una calculadora o bien con la ayuda de una hoja de cálculo, tipo Excel, y consta de dos grandes apartados.
- Ingresos
Esta primera parte del presupuesto familiar incluirá todas las fuentes de ingresos que recibe la familia. Pueden ser de muchos tipos: sueldos, trabajos extra, subsidios de desempleo, pensiones, ayudas o rentas, por ejemplo.
- Gastos
Este segundo apartado tendrá seguramente entradas mucho más variadas. Por eso, es importante dividirlo en varias subsecciones.
- Gastos fijos que no cambian de valor
Son gastos a los que tendremos que hacer frente siempre y que no cambian de valor. Se trata de partidas como el alquiler, los gastos de comunidad de nuestra vivienda, la hipoteca o los préstamos.
- Gastos necesarios que cambian de valor
Se trata de gastos como el agua, el recibo de la luz y el gas, el teléfono o la comida. Aquí también necesitaremos incluir gastos como una reparación urgente o una visita al médico o al dentista.
Son efectivamente gastos en los que debemos incurrir necesariamente, pero que en algunas ocasiones podemos reducir. Por ejemplo, podemos ahorrar en el recibo de la luz, apagando siempre las luces cuando no son necesarias, utilizando bombillas de bajo consumo o eligiendo bien la tarifa que contratamos.
- Gastos superfluos
Los gastos superfluos son aquellos que podríamos reducir o eliminar sin problemas. Algunos ejemplos podrían ser la compra de un nuevo televisor más grande o un móvil más moderno, las salidas al cine, las comidas fuera de casa o el tabaco.
Una vez hayamos hecho la lista de todos los ingresos y todos los gastos, debemos sumar todos los importes. Si todo va bien, los ingresos serán más cuantiosos que los gastos y estaremos ahorrando la diferencia.
Si no fuera el caso, necesitaremos reducir los gastos y actuaremos eliminando algún gasto superfluo o reduciendo algún gasto necesario. Si después de haber hecho esto, nos vemos aún apurados en alguna ocasión, podemos echar mano de soluciones como los créditos rápidos online o los préstamos de amigos.